REPORTAJE
Orígenes históricos del
Gremio de Carpinteros de
Valencia
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POCAS ASOCIACIONES EMPRESARIALES PUEDEN COMPETIR
EN ANTIGÜEDAD Y TRADICIÓN CON ASEMAD, ANTIGUO
GREMIO DE CARPINTEROS DE VALENCIA (ORIGINARIAMENTE
CONFRARIA I OFFICI DE FUSTERS). En efecto, su existencia
se remonta al siglo XIII y se desarrolla paralela a la historia de Valencia
desde la conquista cristiana. En este sentido, resulta un tema
muy interesante para la investigación histórica, ya que la corporación
se mostró desde sus inicios como un elemento muy dinámico en la
vida económica y social de la ciudad. Para ello el historiador cuenta
con una extensa documentación gracias al archivo que el gremio creó
y custodió a lo largo de su historia hasta 1988, cuando fue depositado
en el Archivo del Reino de Valencia.
El nacimiento del gremio de carpinteros
debe situarse en el contexto de las
décadas inmediatamente posteriores a
la conquista cristiana y, a un nivel más
amplio, en un período de renacimiento
de la vida urbana en toda Europa occidental.
En aquellos momentos las mejoras
técnicas en la agricultura, unidas a
unas condiciones meteorológicas más
benignas, permitieron el incremento
de la producción agraria y, con ello, la
aparición de excedentes que se dedicaron
al comercio. La reactivación de los
circuitos comerciales europeos, implicó
el incremento de la circulación de la
moneda y la recuperación de las ciudades,
que habían quedado prácticamente
despobladas y sin apenas actividad
tras la caída del Imperio Romano. Con
el incremento del poder adquisitivo y
la emergencia de mercados, asistimos
también al desarrollo de la artesanía,
uno de cuyos principales sectores fue,
sin duda, el de la madera. En el caso de
Valencia, a partir de la conquista cristiana
la ciudad se incorporaría a las emergentes
redes comerciales europeas,
convirtiéndose en uno de los puertos
más activos del Mediterráneo. Todo ello
se tradujo en un gran impulso económico
que estimuló, no solo la ya abundante
producción de su fértil huerta,
sino también la artesanía y el comercio
local, apareciendo una pujante burguesía
urbana. Al mismo tiempo, surgía la
necesidad de mostrar prestigio y poder
económico a través de la arquitectura,
aun mayor en una ciudad recién conquistada
a los musulmanes y que, por
tanto, necesitaba sustituir los edificios
islámicos. Esta auténtica fiebre constructiva
supuso un impulso extra para
el desarrollo de la carpintería y el sector
de la madera.
En Valencia, cinco siglos de presencia
musulmana habían dejado una fuerte
impronta en algunos sectores de la artesanía,
especialmente visible en la cerámica
y la industria textil. Sin embargo,
en el trabajo de la madera la conquista
supuso la aparición de nuevas técnicas
y productos que reemplazaron a los
existentes en época islámica. Las primeras
evidencias de estas actividades
aparecen ya en 1242, en un privilegio
otorgado por el rey Jaime I y recogido
en el Llibre de Repartiment. Se trata de
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Lorena
Benavent Ferri
(Profesora de
Geografía e
Historia).